En las décadas previas a la guerra, las grandes potencias europeas estaban divididas en dos ejércitos: la Triple Entente y la Triple Alianza. Estos tratados se firmaron contra el poder y las ambiciones de otras potencias, pero también contribuyeron a aumentar las tensiones en los conflictos imperialistas entre las potencias europeas, especialmente en África y Asia. La competencia por colonias y recursos aumentó el conflicto entre potencias.
El ascenso del nacionalismo en Europa también jugó un papel importante en el estallido de la guerra. Los estados emergentes buscaron afirmar su poder y soberanía sobre sus propios países, lo que a menudo condujo a conflictos con otras naciones.
Los conflictos en la región de los Balcanes son una fuente de constante malestar en Europa. El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Asiria en Sarajevo en 1914 por un nacionalista serbio desencadenó los acontecimientos que condujeron al inicio de la guerra.
Antes del inicio de la guerra, las grandes potencias de Europa iniciaron una carrera bélica. El crecimiento de ejércitos y barcos aumentó las tensiones y creó una atmósfera de hostilidad que facilitó el estallido del conflicto.
En los diez años previos a la guerra, las grandes potencias de Europa entablaron una intensa competencia y rivalidad comercial. Buscaban expandir los mercados de las colonias y obtener acceso a los recursos naturales necesarios para impulsar su negocio en rápido crecimiento. Esta competencia económica ha llevado a conflictos y conflictos entre países.
Las potencias europeas participaron en un imperialismo serio, compitiendo por colonias y territorios en África, Asia y otras partes del mundo. La búsqueda de territorios y posesiones coloniales condujo a la dirección y escalada de los conflictos entre las potencias.
Las instituciones económicas y financieras contribuyeron a la escalada de los conflictos. Por ejemplo, los sistemas del Imperio Central (Alemania y Austria-Hungría) y de la Entente (Francia, Gran Bretaña y Rusia) compartían intereses económicos e industriales que estaban amenazados por la competencia, política y militar.
Para proteger sus economías, muchos países europeos han impuesto aranceles y restricciones comerciales, perturbando el comercio internacional y expandiendo las economías globales. Esta política de seguridad ha creado confianza y competencia entre países.
Antes de la guerra, muchos países europeos enfrentaban problemas económicos y malestar social. El desempleo, la pobreza y la desigualdad económica son causas comunes de conflictos sociales y políticos que han creado un período de inestabilidad en el país.
Sociales
La desigualdad económica y social está aumentando en muchos países europeos. El conflicto entre los trabajadores y la clase dominante se intensificó especialmente durante la crisis económica. Esto creó una atmósfera que permitió que el descontento social y el malestar se manifestaran en el movimiento socialista y obrero.
A principios del siglo XX, surgieron importantes movimientos y sindicatos para exigir mejores condiciones laborales, bienestar y justicia social. Estos movimientos tuvieron un profundo efecto en el panorama político y social de la época, y los levantamientos amplificaron el malestar social en algunos países europeos.
Antes de la guerra, muchas naciones europeas estaban unidas. La glorificación de la guerra y el militarismo es algo común, y el ejército y los militares desempeñan un papel importante en la vida cotidiana. Esto creó una mentalidad agresiva y una disposición a la lucha armada en muchos sectores de la sociedad.
Nacionalismo generalizado: el nacionalismo no es sólo un principio político, sino también un principio social. Fomentó el orgullo y la superioridad sobre otros pueblos, lo que provocó conflictos étnicos y tribales en muchos países, incluidos los imperios austrohúngaro y otomano.
Propaganda y manipulación de la opinión pública: Los gobiernos y los medios de comunicación utilizaron propaganda durante la guerra para manipular y manipular la opinión pública. Se hizo circular propaganda comprensiva y xenófoba para demonizar al enemigo y justificar la participación en el conflicto.